El malabarismo es una tradición muy antigua. En Egipto, en los tiempos del príncipe Beni Hassan (1794 a 1781 a.c.) ya se conocían mujeres que hacían malabarismo, de hecho hay varias pinturas de egipcios haciendo malabarismo de pie.
Los juegos malabares o malabarismos son versátiles. Están considerados un juego, un deporte, un arte e incluso un rito religioso. Es un ejercicio de habilidad que consiste en su sentido más estricto en lanzar, coger y volver a lanzar de manera continua objetos en el aire. En la parte artística del malabarismo, la expresión corporal y el aspecto teatral cuentan tanto como el malabarismo en sí.
Se encontraron frescos en las tumbas egipcias de Beni Hassan. Otros numerosos rastros del malabarismo los encontramos por el mundo entero y en numerosas culturas: la Roma antigua, China, los aztecas, la Europa de la Edad media,... Pero aunque han quedado rastros de indicios de malabares, poco información escrita y pocos testimonios existen sobre la vida de los malabaristas pasados. No es hasta el siglo XV, en un escrito de Pierre Gringore, que vemos aparecer por primera vez a un malabarista.
Se encontraron frescos en las tumbas egipcias de Beni Hassan. Otros numerosos rastros del malabarismo los encontramos por el mundo entero y en numerosas culturas: la Roma antigua, China, los aztecas, la Europa de la Edad media,... Pero aunque han quedado rastros de indicios de malabares, poco información escrita y pocos testimonios existen sobre la vida de los malabaristas pasados. No es hasta el siglo XV, en un escrito de Pierre Gringore, que vemos aparecer por primera vez a un malabarista.
La aparición de los circos a finales del siglo XVII y el desarrollo de los teatros de variedades en el siglo XIX aportarán al malabarismo una nueva edad de oro. Este período conocerá su apogeo en los años entre las dos guerras mundiales gracias a un lugar mítico: el Wintergarten de Berlín, con el excepcional malabarista Enrico Rastelli. Rastelli, malabarista de origen italiano, fue el primero que elevó su magistral técnica a un nivel tal que inspiró a poetas y artistas de su tiempo. Su funeral fue objeto de duelo nacional.
Otra fuente de información es El Talmud donde se hace referencia a un rabino que se dice, hizo malabares con ocho antorchas encendidas y también con vasos de vino, sin derramar ninguna gota.
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